La escena es fácil de ver: tarde de respiro acuático en la leira de al lado de mi casa. Paisano descansando la cabeza sobre la empuñadura del sacho con la mirada parabólica perdida en un horizonte de patacas. Nos saludamos. Simultáneamente aparece un hombre de mediana edad —echadito en carnes—, resoplando en rosa y con un chándal recién salido del Decathlon. Paisano que enfoca la mirada y sigue en un travelling todo el trayecto de nuestro corredor de fondo, y sentencia: “Alí vai outro. ¡Escapando da morte!”. (more…)
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